eso del empleado público

Paseante recibió dos cajas desde Wien. Una con sus libros, papeles (qué gran cantidad, por Dios!) y diccionarios de alemán. La otra, que aún no logra retirar de aduanas, con chocolates y regalos varios enviados por Mike antes de dejar Viena.
En la obtención de ambos, paseante ha descubierto que si tenía poca paciencia para el trámite y el papeleo burocrático, tiene mucha menos para la estupidez del servicio público. Simplemente, no tiene. Es que cómo tanta!
Procederá entonces, sólo a relatar un momento:
La caja con regalos rotula su contenido como “chocolates”. Maldición! Ingenuidad de gringo buena gente! Ineptitud y falta de creatividad!. Su sólo nombre lleva a que a casa llegue un papel, con poca explicación y desordenado, que informa que para obtenerla hay que sacar un VBº del Seremi de salud. Paseante se halla en el aeropuerto por otras razones e intenta saltarse el protocolo. Dice que ‘de pronto no son chocolates y no necesito ir al Paseo Bulnes a retirar el VBº…’
La srta. abre, mira e inspecciona el contenido. Efectivamente son chocolates. No pueden entregarla antes que alguien de alimentos lo autorice.
Ahora deberá pedir un VBº que le será entregado por una funcionaria a kilómetros de distancia en una oficina con miles de persona que esperan su turno. Ella, sin ver la caja o leer el papel, le permitirá retirarla cuando vuelva otra vez al aeropuerto. Ella además, por poner la fecha y su nombre, le cobrará $6.114. Eso sin contar el estacionamiento, el tiempo perdido, las idas y vueltas, los paseos y el mal rato. Todo por justificar la ineficiencia.

Ahora les pregunta paseante, ¿por qué una srta. en el paseo Bulnes autoriza mi caja sin verla? ¿Por qué no lo hace la srta. que la vio? ¿Y si fuese droga caratulada de “chocolates”? Ella nunca lo sabría… Paseante está considerando dedicarse a ser dealer y engañar al servidor público.