a bailar toda la noche

Y paseante se vistió de gala, como las princesas y partió a un evento bueno bueno, como hace tiempo no iba.
Resulta que se matrimoniaba la señorita que juega al polo con el joven catalán y la habían invitado a celebrar. Y ella, como corresponde, celebró. Y le gustó tanto todo. Dijo que la misa en la catedral tenía más espíritu que la de los príncipes en España, que la fiesta en las bodegas de la Viña era de un glamour superior al de los bailes en Wien y que la novia era muy hermosa.
Ella llevó a un joven encantador -venido del otro lado del océano-, con el que se divirtió en gran cantidad. Como él era peor persona que paseante, ella sintió que el universo estaba balanceado.
Francamente, paseante necesitaba un evento como ese luego de su primera semana laboral.
Los detalles de esto último no valen la pena.