Friday, May 25, 2007

por cesante y paseante

Y aunque paseante volvió hace varios días de Baires, no había pasado por aquí a narrar. Sucede que fueron días amenos, reídos, comidos y celebrados. ¡y cómo no iban a serlo, si había dos novias que despedir! Eran 11 las chicas que tomaron el avión y llegaron a Suipacha Suits. Lo que vino después, cada día de paseo, caminata, los sitios a conocer y las charlas llenaron el calendario hasta el lunes en que supuestamente regresaban a la capital. Mas no!
Nada más llegar a la fila, una amable señorita les ofreció no tomar el avión a la hora indicada. Si aceptaban, ella les daba hotel, comida, desayuno, traslados y lo mejor, ¡dinero en pasajes! Como supondrán, paseante no pudo evitarlo. Llamó al joven de la Península que iría a por ella al aeropuerto y le dijo que esperara hasta mañana (hemos de reconocer que fue elemento a considerar, pero supusimos que por un par de horas no se molestaría el caballero…). Siete de las 10 tomaron nuevamente sus maletas, dieron vueltas por el aeropuerto y emprendieron rumbo al centro de la ciudad. Luego de un par de horas de casi sueño, volvieron a Ezeiza para tomar el avión.
Ya en la capital, amante fue a almorzar con el joven de la Península. Le contó sobre la cajita feliz con regalos, pero aguardó hasta más tarde para hacer la entrega. Hizo una visita a Ricurita, a quien le pareció mejor el celular de Godmother que los regalos trasandinos, y finalmente regresó a su hogar. Tenía sueño, mucho para ser sinceros, pero no podía dejar de reírse cuando recordaba a Facundo, la película mala y el café notable que consumió con MIK en el Malba, los libros adquiridos y las caminatas. Nada mejor que caminar.
En fin, ya está de vuelta en el trabajo para los medios y debe conseguir que la gente le hable. Veremos cómo hacerlo…

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