la primera Navidad de amante

Resulta que ella siempre oyó hablar de esa gente que iba de acá para allá, que pasaba de evento en evento y que no concluía las visitas, pues sus relaciones familiares le exigían el don de ubicuidad. Esta Navidad, amante tuvo que hacer como ellos. Comenzó por casa del joven de la Península, continuó en casa de su madrina, amaneció con un brunch donde sus padres y siguió por la noche en eventos más calmos.
La verdad es que no estuvo mal, siente que incluso pudo estar en todos casi sin mirar el reloj.
Lo mejor, sin duda, fue la Misa del Gallo donde los Benedictinos. Eso hace bien. Y bueno, mención aparte merecen los regalos.
Recibió muchos más de los esperados y todos le gustaron. El joven de la Península, dulcemente asesorado, le regaló a amante hermosas pilchas que saldrá a lucir.
Hoy, sin embargo, trabajante debe tomarse la primacía y cerrar el artículo del pasquín que ya entregó una vez. Ahora tiene otro punto de vista y por eso, no sabe por dónde partir, pero debe hacerlo. La editora ya lo espera…
Luego de eso, paseante. Nada más que paseante. Qué destinos? No es claro, pero está segura que paseante se aparecerá sin remedio ni luchas. Complementará, eso sí, con amante.