ya nos estamos llendo

La noche de Barcelona ayer cobró rostro. Fueron de copas con Pi, la prima de paseante que vive en esta ciutat. Pasearon por el Raval, plazas con bares y callejuelas con gente. Una nit diferente y amena. Brindaron, probaron la mussaka y tomaron té. Todo en una noche de puro charlar. Pi llevó a paseante y a Mari hasta la puerta del hostal. Dijo buenas noches y fue como comenzar a volver a casa.

Hoy fue día de museos, por lo que paseante se levantó tarde.
Sin apuros ni desesperos, con Mari se dispusieron a seguir el itinerario previamente fijado. Iban a ver el MNAC y el de Miró. Ambos, ha de decir, le gustaron cualquier cantidad. Eso sí, hicieron un alto no programado de lo más fascinante: fueron a servirse almuerzo con la familia Iriberry Carbonell. Lindo lindo lindo. Se agradece comer en familia, que le inviten a uno y conversar en chileno. Paseante se rió y brindó con agua a la salud de todos los viajantes. Como corresponde, se miraron a los ojos. No vaya a ser eso de las maldiciones...
Mañana es el último día. Último de caminar. Luego de siete meses, el jueves decimos último a las 7am cuando lleguen al aeropuerto de Prat de Llobregat para tomar 16 horas de vuelo que crucen el océano.
No reportará desde ahí, pero espera mañana venir a decir 'nos vemos en la capital'.