Monday, July 03, 2006

La visita aus Wien… oder aus Baires

El fin de semana fue de aeropuerto, pues el martes paseante había recibido un llamado en inglés: Christián venía a visitarla a Chile. Decía que no sabía nada (sigue sin saber ni entender nada de nada), pero que el fin de semana venía. Hablamos miércoles y nada. Hablamos jueves, menos. Hasta que a eso de las 6pm le dice: “hi I just made a booking. I will come TODAY at 23pm arrival time.” Así fue como comenzó todo.

Día 1
Paseante emprendió rumbo con su amiga Jose a esperar al joven. Esperaron, esperaron y esperaron. Ya no llegaba a las 11, sino a las 12. Ya no llegaba a Stgo., sino que había sido desviado a CCP*. A CCP! A eso de las 2am recibió el llamado: “hi, I’m in Conce… something. I’ll be there tomorrow at 11am”.

Día 2
Ok, paseante debía ir por él. Y fue. Sola esta vez.
Lo recogió, le besó dos veces como hacían en Wien y emprendieron rumbo. Fueron a por la feria y Jose. Arreglaron temas y decidieron ir a almorzar al Mercado Central. Fue lindo! Se sirvieron rico rico, sólo que al caballero no le gustaron los erizos. Paseante los disfrutó sin remordimientos. Acabado el almuerzo, se fueron a pasear por el city center. Paseante hizo gala de sus estudios históricos, literarios, políticos y mitómanos. Habló de edificios y sociedades. Cree que lo hizo bien. A eso de las 18 los abandonó, pues mal que mal, era viernes y debía trabajar para QP. La esperaba un entrevistado en la catedral. Acabando aquello, emprendieron rumbo a su hogar. El sr., como no, dormiría en su casa. Y si que durmió! Arruinando todos los panoramas de comidas, fiestas varias, despedidas y eventos, el joven calló en los brazos de Morfeo sin remedio. Paseante se resignó y también durmió.

Día 3
A eso de las 9am sintió que el caballero deambulaba, pero paseante se negó a considerarlo: necesitaba dormir. Ya a las 10:30 no pudo más y empezó el día. Haciendo gestiones de lobby e invitaciones decorosas, armaron un grupo y partieron a parrillar a La Parva. Qué sitio más lindo! Paseante no puede dejar de amarlo… Se divirtieron, comieron rico y vieron el partido. La francesa que no sabía cómo se jugaba al fútbol acabó hablando en plural a la hora de referirse a su equipo y alentándolo con gritos. Fue cómico.
Back en la ciudad, la srta. Mari pasó por ellos para ir al concierto de Vicentico. Paseante sufrió entonces un serio caso de desperfilamiento: bailó, cantó, gritó y disfrutó como hacía tiempo no lo hacía. Su clásico recato y autismo a la hora de los conciertos desapareció. Y como ya habíamos llegado a eso, ya nada importaba. Partieron entonces a la fiesta/cumpleaños de una srta. que paseante desconocía. Allí charlaron y bebieron hasta alguna hora innombrable de la madrugada, pero como el sr. aus Wien había asumido que debía ser ‘el alma de la fiesta’ insistió en que fuésemos a por baile. Y así se hizo. No teníamos intención de pagar o de buscar, así es que caímos todo lo bajo que se puede: le llevamos a Sucia. Hemos de reconocer que nos reímos y que la música estuvo genial, pero no lo suficiente como para regresar. Dieron por terminada la noche cuando el cierre de local les hizo emigrar. Paseante a esa altura sólo quería dormir.

Día 4
Proveniente de Wien había anunciado que no se despertaría antes de las 11. A paseante eso le pareció regio. De todos modos, él apareció antes de lo esperado en su pieza trayendo un libro. Eran frases, traducciones al ‘español’ de situaciones. Dígase cómo jotear a una chica, cómo acabar una relación y cómo piropear. Nada, por supuesto, era tal. Fatales todas! Más aún con el acento alemán/gringo/thai del joven. Paseante tuvo que instruirlo para que aceptara no usarlas nunca. Sin embargo, paseante se volvió a reír con lo malas que son las frases jotes en alemán. Todas, sin excepción, son para darle la espalda hasta al más galán. Sinceramente, ese no es el idioma del amor en el siglo XX. Quizás con Mozart de fondo puede ser…
Levantados y desayunados, procedieron a hacer una visita flash al pueblito de Los Dominicos. Ahí el sr. compró papayas y camotes secos que dejó abandonados en mi carro. (Alguien los quiere?) Y para ir cerrando, fueron a almorzar con toda la familia de paseante al Le Fournil. Comieron y corrieron. Ya era hora de volver al aeropuerto. Como no, paseante debía llevarlo. Pensó que tomarían un café al menos, pero no. En castigo a la privación de cafeína a pasante, el joven aus Wien vio retrasado su vuelo. Solo y aburrido, debió esperar en el aeropuerto.
De camino a la capital, paseante se rió mucho. Recordó los momentos diversos y concordó consigo misma que el visitante estaba perdido sin remedio. Eso, por supuesto, le divertía. Le hacía incluso, un gran sujeto. Dicen ahora que le visitarán en Baires. Paseante nuevamente sonríe e imagina la cita al otro lado de la cordillera.


*Concepción

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