de verano

Y el fin de semana fue de piscina, relajo y eventos. Eventos varios, pues el hermano de paseante había decidido matrimoniarse y era hora de formalizar la situación. Cual familia italiana, partieron emperifollados a la Hacienda de la novia en Melipilla.
Con un hermoso vestido adquirido para el evento, paseante circulaba entre la gente como dictan las reglas de estilo. Hizo conversación entre los asistentes, se sirvió comida en forma moderada y aceptó el azúcar en los postres, aún cuando sabía que le estaba prohibida. Una vez, ¡qué más da! Y celebraron. Fue tan hermoso!
Era todo surrealista hasta que la señora del registro civil dijo a la novia: “ahí tiene su liberta de familia, señora”. Señora! Un uhhhh recorrió a los asistentes. Ahora, los jóvenes eran señor y señora!
Para cerrar el evento como correspondía, la familia de paseante permaneció en la Hacienda para tener un domingo vegetativo. Al regresar a la capital, paseante tenía entradas en el cine bajo las estrellas. Qué gustarle más que asistir a celebraciones ciudadanas! Paseante encuentra que esta ciudad se aprovecha poco: deberían haber cientos de eventos en las calles. Vieron la de Eastwood y les pareció buena. Dicen que hoy irán a ver María Antonieta, y para ser precavida, llevará más abrigo, pues algo de frío hace.